Un hotel con banda sonora

El mero nombre del establecimiento era sinónimo de la música en vivo: en las décadas de los 40 y 50 tocaban la orquesta de José Manuel López de lunes a viernes, y los fines de semana el escenario le pertenecía al maestro Luis Alberti, el líder de la Orquesta Generalísimo Trujillo. Ahí sonaba una combinación que incluía Toda una vida y Quizás, de Osvaldo Farrés; Bésame mucho de Consuelo Velásquez y Capullo de alelí de Rafael Hernández. En la sección de boleros eran fijos Paraíso soñado y Ven, ambas composiciones de Manuel Sánchez Acosta, así como Apasionado de Águeda Blandino, No te vayas de Luis Chabebe y Concierto de amor de Nicolás Yabra; en la sección de merengue se destacaban El sancocho prieto, Loreta y Caliente, autoría del talentoso maestro Alberti.